3/03/2011

Mujer y Mercado Laboral en la crisis

"Al terminar 2010, el panorama laboral de las mujeres, en términos relativos, difiere poco del reflejado en nuestro informe correspondiente a 2009, aunque se observa cierto freno en la destrucción de empleo respecto a los dos años anteriores, sin que se pueda asegurar que esta tendencia continúe".

De esta forma se introduce una interesante reflexión sobre la situación laboral de la mujer en la coyuntura política en la que nos encontramos. Desde IU Asamblea Local de Nerva hemos considerado oportuno trasladaros este ensayo realizado por Susana López, perteneciente al Área Federal de la Mujer de Izquierda Unida.

En este sentido, López comienza señalando que "en términos generales, el año 2010 finalizó con la pérdida de 237.800 empleos, muy inferior a la de 2009 (1.210.800), y el número de personas desempleadas aumentó en 370.100, alcanzando en total la cifra record de 4.696.600 (4.326.500 en 2009, 3.207.900 en 2008), lo que supone una tasa de paro del 20,33% de la población activa (18,83% en 2009). Por su parte, el número de hogares con todas las personas activas en paro sigue en ascenso, con 35.600 hogares más en esta situación dramática, alcanzando en 2010 un total de 1.328.000 (1.220.000 en 2009, 827.000 en 2008). Finalmente, las personas en paro que perdieron su empleo hace más de un año son las que experimentan un mayor crecimiento de entre todos los demás segmentos: 572.000 más".

Las mujeres en la crisis

En los análisis que habitualmente se vienen realizando sobre el impacto de la crisis, tal y como apunta Susana López en su estudio, "se omite -como también es habitual- la perspectiva de género, dando a entender, incluso, que la crisis no solo hace poca mella sino que hasta puede estar suponiendo una ventaja u oportunidad para las mujeres. Un hecho que se resalta es el aumento, en estas circunstancias, de la población activa femenina; es decir, de las mujeres que buscan trabajo en el 'mercado', cuando normalmente, en periodos de crisis, ha ocurrido lo contrario, dado que, ante situaciones de retracción del empleo, son más susceptibles de caer en lo que llaman 'población desanimada'.
Efectivamente, en 2010 la población activa aumentó en 210.600 mujeres (el doble de las 104.100 que se sumaron en 2009, aunque inferior a las más de 500.000 de 2008), mientras la población activa masculina disminuyó en 78.300. El resultado es que en ese periodo el crecimiento de la población activa total (132.300 personas más), se debe, como ocurre desde el estallido de la crisis, a la mayor afluencia de mujeres al mercado laboral. Pero lo que deberíamos resaltar es que nuestra tasa de actividad (52,6%), sigue estando muy por debajo de la de los hombres (67,72%) y, desde luego, de los objetivos propuestos en la llamada Estrategia de Lisboa.
En cuanto a la ocupación, el año se cierra, como decíamos más arriba, con 237.800 personas ocupadas menos. También aquí, la caída de la ocupación masculina (231.000 ocupados menos) es muy superior a la pérdida de ocupación femenina (-6.800). Y en lo que se refiere a las personas sin empleo, los varones suman ya 2.545.200 y las mujeres 2,151.400, continuando la tendencia a igualarse la tasa de paro de ambos sexos: 19,95% de su población activa los hombres y 20,79% de la suya las mujeres. Unos porcentajes que resultan de nuevo engañosos, pues no se trata de que aumente la ocupación de las mujeres y disminuya su desempleo (como se ve en los datos anteriores), sino de que la pérdida de empleo masculino es mucho mayor (quizá esta sea la “nueva vía” hacia la igualdad que nos dejará en herencia el PSOE con sus contra-reformas).

Influencia femenina

Tampoco quiere decir que la afluencia de las mujeres al trabajo productivo suponga un avance en su bienestar y en la liberación de responsabilidades familiares y domésticas que siguen recayendo pertinazmente sobre ellas. Antes al contrario, supone, en muchos casos, un empeoramiento sobre su situación anterior, al tener que prescindir, para reducir gastos, de determinados servicios que antaño podía contratar (ayuda en los cuidados familiares, en las tareas domésticas, etc.), reduciéndose, a la vez, empleos desempeñados por otras mujeres (fundamentalmente inmigrantes).
Ni representa avance alguno en la conquista de mejores condiciones de trabajo y salariales. Como decíamos en el informe anterior, el crecimiento monumental de la deuda de las familias en el periodo del boom del ladrillo y el consumo (entre 2002 y 2008 los créditos para vivienda crecieron un 219%) y la pérdida del empleo del 'pater familia', que sustentaba la renta principal, ha hecho que muchas mujeres se lancen a buscar trabajo a la desesperada, lo que implica la aceptación de cualesquiera condiciones (salariales, de contratación) para conseguirlo. Y no cabe duda de que esto ahondará la brecha diferencial en sus condiciones de trabajo respecto de los hombres, pero también va a contribuir a tirar hacia abajo de las condiciones generales (¿nueva vía, otra vez, hacia la 'igualdad'?)
Sin ir más lejos, el 77% del ahora más ampliamente bonificado contrato a tiempo parcial (entre el 75% y el 100% de la cuota a la Seguridad Social) corresponde a mujeres en el III Trimestre de 2010; que son, a su vez, el 73,6% de quienes declaran tenerlo que aceptar por no haber podido encontrar trabajo a jornada completa; y el 97% de quienes lo hicieron por necesidad de dedicación a tareas de cuidados familiares. Solo un 11% declara expresamente no querer un trabajo a jornada completa.

Brecha salarial

Finalmente, ahí sigue la brecha salarial, con más del 20% de diferencia respecto al salario de los hombres, que en algunas profesiones o categorías casi puede duplicarse.
Con estas realidades, queda claro el papel subalterno de las mujeres en el mercado laboral, y el modelo de sociedad y de familia en el que aún permanecemos anclados, pese a las tan pregonadas leyes y planes de igualdad. Y no es de extrañar la conclusión de un reciente estudio del Instituto de la Mujer, según el cual 'La sobrecarga física y psicológica por su rol de cuidadoras, el impacto sobre la salud de la denominada doble jornada, la depresión y los accidentes en el hogar son problemas en progresión en las mujeres españolas".

Actividad e inactividad

Este es un dato fundamental. De acuerdo con el censo de población del IV Trimestre de 2010, en nuestro país hay 38.512.400 personas en edad de trabajar (18,835.000 hombres y 19,677.500 mujeres), de las cuales 23.104.88 son “activas” (están trabajando o demandando trabajo en los sistemas productivos): 12,7 millones de hombres y 10,3 millones de mujeres, en números redondos.
Hay, por otra parte, 15,407.600 personas “inactivas” (fuera de los sistemas productivos), entre las que se cuentan 6 millones de hombres (el 38%) y 9,3 millones de mujeres. (el 62%). Si vemos las causas de la “inactividad”, tenemos que el 97,23% de los 2,5 millones de personas que alegan no buscar empleo por “razones familiares”, como cuidar a menores y mayores, enfermos o discapacitados, etc., son mujeres. Y, con datos de 2009, son las madres, en un 95,9%, las titulares de las excedencias para el cuidado de hijas e hijos, que además de no estar remuneradas las apartan de su carrera laboral, con posibilidades de no retornar.
Los drásticos recortes de las inversiones públicas, sustentados básicamente en el recorte del gasto social (muy alejado aún de la media de la UE, como la presión fiscal para obtener mayores ingresos por parte del Estado) con que Zapatero quiere encarar una crisis provocada por el capital especulativo, y el retroceso en servicios básicos para la población, con especial impacto en las mujeres, auguran malos tiempos.